Practicando la alegría y la gratitud
Está demostrado que el miedo baja las defensas, y más que nunca las necesitamos bien altas.
Y es que, en esta situación actual, inesperada y diferente, ¿Cuántos momentos de alegría se nos escapan por ir despistados en ese piloto automático, invadidos por pensamientos y emociones temerosas, con tantas pre-ocupaciones como para permitir que surja? ¿Con qué frecuencia conectas lo suficiente con el presente para recibir esta emoción y experimentarla…?
Pero, en tu día a día actual, seguro que hay muchas oportunidades para sentir y experimentar la alegría: disfrutar de tus hijos y de los tuyos, agradecer el hecho mismo de tener una familia; el amor que sientes por una persona cercana; o simplemente apreciar ese vaivén único y de nuestra respiración y sentir que estamos vivos/as…
Reconocer y abrazar esos momentos agradables de alegría, amplía las posibilidades de tenerlos. La investigación demuestra que saborear experiencias agradables se puede convertir en un hábito que eleva el nivel de nuestra felicidad diaria.
Entonces, ¿Cómo puedo practicar y crecer en la alegría? Un camino fácil y muy efectivo es entrenando la gratitud. Con el mero hecho de ser agradecidos, estamos recibiendo la alegría… y viceversa: estar alegres nos muestra el camino para ser cada vez más agradecidos.
Al estar agradecidos -verbal y emocionalmente-, nos damos permiso para sentirnos bien con la vida, para estar contentos con lo que ya tenemos en el presente. Y es que, ¿cómo puedes estar feliz con tu vida si no estás agradecido por lo que ya tienes?
En esta situación actual, inmersos en ese piloto automático y a veces “a la deriva”, tendemos a perdernos constantemente en apariencias y enfocarnos en lo negativo de la vida y del mundo (como un hábito inconsciente), que sólo nos lleva a una visión limitada y distorsionada de la realidad.
Es importante señalar que no hablamos de negar o evitar lo aparentemente negativo, sino de despejar nuestra mirada y ampliar nuestro campo de consciencia.
La gratitud es una habilidad que puede ser desarrollada y fortalecida con la práctica del Mindfulness. Está estrechamente relacionada con nuestra capacidad de estar presentes y apreciar la plenitud y la belleza de lo que está ya está aquí y de lo que ya tenemos en el ahora, en lugar de preocuparnos por lo que no tenemos o lo que nos gustaría conseguir. Además, nos hace sentirnos mejor de manera directa y automática. Una persona agradecida es, pues, una persona alegre y consciente.
Para llevar a cabo la práctica de la gratitud, en este artículo también os propongo un juego: “El juego de la gratitud”. Se trata de una práctica continuada, por lo que os animo a que la tengáis presente y la vayas ampliando a lo largo del día.
- Paso 1: Hazte con lápiz y papel y anota todo aquello por lo que estés agradecido.
- Paso 2: A lo largo del día, ve tomando nota de cosas nuevas a medida que se te vayan ocurriendo y las vayas apreciando.
- Paso 3: Comparte esa lista con alguien de tu familia, pareja, alguna amiga/a, sea en persona, por Whatsapp, por teléfono…
Es un ejercicio que estimula el estar agradecido, tanto por las grandes cosas como las más mínimas.
Tener presentes todo por lo que estés agradecido según vives el día, no sólo promueve más prosperidad sino también más alegría y felicidad. Te estimula a crear pensamientos positivos que te ayudan personal y emocionalmente, en todos los aspectos de la vida.
Además, compartir esos agradecimientos nos lleva a esa energía que crea más abundancia, y conduce a los demás personas a sentirse agradecidos por lo que tienen, y a que practiquen este juego también.
Desde Proceso Terapéutico, estamos a tu disposición para que te apoyes en nosotros para avanzar en este maravilloso camino interno, y seguir creciendo en alegría y practicar más y más la gratitud. Te ofrecemos clases individuales o grupales, formato presencial u online, para que escojas lo que mejor se adapte a ti.
Eduardo Mujica