HABLEMOS DE AUTISMO
Por JAVIER MOLINER, Psicólogo General Sanitario en Proceso Terapéutico Es importante destacar que la concepción del autismo ha cambiado significativamente en el transcurso de los últimos años gracias al avance en su investigación. El DSM-V, que es la clasificación internacional para los trastornos mentales, aporta avances en la comprensión del autismo. En este sentido, ha reubicado el autismo dentro de la categoría de Trastornos del Neurodesarrollo, abandonando la antigua clasificación de Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD). En contraste, el CIE-10, otra clasificación internacional de trastornos mentales, mantiene la clasificación anterior. Según esta nueva clasificación del DSM-V, los Trastornos del Neurodesarrollo son aquellos que tienen su origen durante el periodo de gestación y se caracterizan por deficiencias en el desarrollo que resultan en limitaciones específicas o globales en áreas como lo personal, social, académico o laboral. Por lo tanto, el autismo se denomina actualmente como Trastornos del Espectro Autista (TEA), reconociendo así la sintomatología autista compartida por individuos en una amplia variedad de fenotipos o manifestaciones. Esto conlleva a la eliminación de subtipos de autismo, como el Síndrome de Rett, el Síndrome de Asperger, el Trastorno Desintegrativo de la infancia y el Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado. Por lo tanto, se entiende el autismo como un espectro, lo que significa que hay una amplia variabilidad en la gravedad de los síntomas y en la forma en que afecta a la vida de una persona. La intervención temprana y el apoyo adecuado pueden marcar una gran diferencia en el desarrollo y la calidad de vida de las personas con autismo. La causa exacta del autismo aún no se conoce completamente, pero se cree que involucra una combinación de factores genéticos y ambientales. La Discapacidad Intelectual (DI) y el TEA suelen estar asociados con frecuencia. Para diagnosticar más precisamente tanto el TEA como la DI, es necesario que la habilidad de comunicación social esté por debajo de lo que se esperaría en términos generales en el desarrollo. Las personas anteriormente diagnosticadas, según el DSM-IV, de Trastorno Autista, Asperger o trastorno generalizado del desarrollo no especificado, actualmente se les aplicará el diagnóstico del TEA.
SÍNTOMAS CARACTERÍSTICOS
Diferencias Sensoriales: Muchas personas con TEA experimentan diferencias sensoriales. Pueden ser hiper o hiposensibles a estímulos como la luz, el sonido, el tacto o el olfato. Por ejemplo, algunas personas pueden ser muy sensibles al ruido, mientras que otras pueden buscar activamente ciertos tipos de estimulación sensorial. Enfoque en los Detalles: Las personas con TEA a menudo tienen un enfoque más detallado y específico en la información. Pueden notar detalles que otros podrían pasar por alto y pueden ser hábiles en tareas que requieren atención meticulosa. Intereses Específicos: Muchas personas con TEA desarrollan intereses muy intensos y enfocados en áreas específicas. Pueden volverse expertos en temas específicos y dedicar una cantidad significativa de tiempo a estudiar o participar en actividades relacionadas con sus intereses. Efectos del Envejecimiento: A medida que las personas con TEA envejecen, es posible que experimenten cambios en sus habilidades sociales y de comunicación. Algunas pueden desarrollar habilidades de adaptación y mejorar en ciertas áreas, mientras que otras pueden enfrentar nuevos desafíos. Condiciones Médicas Asociadas: Algunas personas con TEA también presentan condiciones médicas adicionales. Por ejemplo, problemas gastrointestinales, trastornos del sueño y epilepsia son comunes en individuos con TEA. Dificultades en la Teoría de la Mente: La «Teoría de la Mente» se refiere a la habilidad de comprender las creencias, intenciones y emociones de los demás. Las personas con TEA pueden tener dificultades en esta área, lo que puede afectar su capacidad para entender las perspectivas y emociones de los demás.
EVALUACIÓN DIFERENCIAL EN NIÑOS Y NIÑAS
Históricamente, el diagnóstico de TEA se ha realizado con mayor frecuencia en niños que en niñas. Sin embargo, hay una creciente conciencia de que las niñas con TEA pueden presentar síntomas de manera diferente o tener mecanismos de afrontamiento que pueden camuflar susdificultades sociales. Este fenómeno ha llevado a inquietudes sobre la subdiagnóstico o diagnóstico tardío en niñas con TEA. Las niñas con TEA a menudo pueden ser más habilidosas para imitar comportamientos sociales y aprender normas sociales a través de la observación, lo que les permite integrarse en entornos sociales de manera más efectiva. También pueden desarrollar intereses intensos y específicos, al igual que los niños con TEA, pero a veces estos intereses pueden ser más socialmente aceptados o compartidos, lo que dificulta la identificación del TEA. Lo que puede entenderse socio-culturalmente como “buena niña”. Además, las niñas con TEA pueden mostrar menos comportamientos estereotipados o repetitivos en comparación con los niños. Estos comportamientos son uno de los criterios de diagnóstico del TEA y, cuando son menos evidentes, pueden contribuir a que las niñas no sean identificadas para una evaluación del TEA. Los profesionales de la salud y educadores están cada vez más conscientes de estas diferencias de presentación entre niños y niñas con TEA, y se esfuerzan por utilizar enfoques de evaluación más sensibles al género. La investigación continua en este tema, que es esencial para mejorar la identificación temprana y el apoyo adecuado para niñas con TEA, reconociendo y abordando las manifestaciones únicas que pueden presentar. BIBLIOGRAFÍA
- Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2008). “Manual de psicopatología”. Volúmenes I y II. Madrid: McGraw-Hill.
- Caballo, E., Salazar, V., Carrobles, JA. (2011): “Manual de psicopatología y trastornos psicológicos”. Editorial Pirámide.
- “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales”. DSM-5. APA. (2014). Editorial Médica Panamericana