La oxitocina
A pesar de que todos estamos viviendo la misma situación externa, no todos estamos interpretando lo mismo. Hay quienes están viendo una oportunidad para descansar, cocinar o incluso para crear nuevos proyectos. Otros, en cambio, están aterrados, paralizados, bloqueados por el miedo al futuro incierto y buscando culpables de su inusitada situación. Este es un claro ejemplo de que, ante la misma situación, cada uno la interpreta de manera diferente.
Cuando interpretamos una situación como estresante, el organismo libera cortisol y adrenalina. Estas hormonas son las encargadas de poner el cuerpo en estado de alerta, preparándolo para luchar o huir, y nos va a provocar síntomas que van desde la taquicardia, hasta la disminución de la lívido. Pero, la buena noticia es que existe otra hormona relacionada con el estrés, pero en este caso por sus efectos deseables. Se trata de la oxitocina.
La oxitocina
La oxitocina es una hormona potentísima que genera nuestro organismo y que produce bienestar, calma, relajación y estados de placidez. Su presencia nos ayuda a controlar la ansiedad, reduce la sensibilidad al dolor, mejora y facilita las habilidades sociales, propicia la empatía, nos calma, nos relaja, y nos ayuda a valorar situaciones y a tomar decisiones adecuadas ante ellas. Por tanto, su presencia es clave para disminuir el estrés y para aumentar nuestra felicidad.
¿Y qué podemos hacer para fabricarla? La oxitocina se activa mediante actividades que estimulan nuestros sentidos de manera placentera:
- Las muestras de afecto: tender la mano a alguien, un abrazo, un beso, aunque sean de manera virtual.
- Cualquier señal de reconocimiento y aceptación: una palabra de agradecimiento, una sonrisa, una mirada cómplice.
- Risas, chistes: ¡¡el humor mata al miedo!!
- Un baño caliente
- El contacto con la naturaleza, los animales, las plantas: nuestra mente es tan sumamente poderosa que, a través de fotos, videos, documentales, puede generar esas sensaciones por el simple hecho de conectarnos con imágenes.
- Comer chocolate: de ahí sus efectos antidepresivos.
Ahora que ya sabes que tenemos la posibilidad de generar nuestras propias hormonas positivas ¡Tomemos el control de nuestras hormonas!
Y, por supuesto, te brindo mi ayuda. Si todas estas lecturas, todas estas propuestas se quedan en meras palabras y necesitas atención personal, acude a un profesional de la psicología. En proceso Terapéutico estamos muy cerca de ti a través de las consultas online.
Dra. Ana Martí-Belda
Psicóloga General Sanitaria